Organizaciones sociales (el Consejo Asesor Indígena, CAI) alertan sobre los riesgos del monocultivo de árboles que serán materia prima para la industria de la celulosa y los aserraderos de la región con el consecuente deterioro del suelo, la contaminación del medio ambiente, la pérdida de la biodiversidad, la tala del bosque nativo, el desalojo compulsivo de los campesinos y las comunidades aborígenes.
El monocultivo industrial, siembra intensiva de árboles, está impulsada por sectores del gobierno (Secretaría de Agricultura de la Nación) y empresariales (Asociación Forestal Argentina, AFOA) en la Patagonia (Río Negro, Neuquén, Chubut); en la Mesopotamia (Misiones, Entre Ríos).
“Misiones creció al abrigo de la actividad agropecuaria familiar (yerba mate, té y tabaco). Había grandes plantaciones y se trabajaba para un patrón, pero también subsistía el pequeño colono que comercializaba su producción. Esa historia comenzó a cambiar hace tres décadas por la desregulación en la producción, las grandes empresas fijaron precios tan bajos que los colonos no podían subsistir, perdieron sus chacras y emigraron a los cordones urbanos.”
“Las forestaciones con pinos no son bosques, son plantaciones industriales como lo es la soja”, denuncia la comunidad mapuche José Manuel Pichún, a quince kilómetros de El Bolsón, en pleno conflicto con la Empresa Forestal Rionegrina (Emforsa)".
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Fuente: Aranda, Darío. La invasión forestal. Página 12, 26 de julio de 2009 [on line]
Por Darío Aranda. Una ley ventajosa [Ley forestal 25.080]
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