8 de septiembre de 2009

Mi nombre es Tsotsi




Dirección Gavin Hood
Inglaterra, Sudáfrica, Alfa Films, 2005, 94 min.




En un barrio marginal de Johannesburgo, Sudáfrica, Tsotsi de diecinueve años, vive reprimiendo los recuerdos de su pasado. Quizás porque su nombre real, "Tsotsi", simplemente significa "matón" o "gangster" en el lenguaje de la calle, del ghetto.

Huérfano desde pequeño y obligado a criarse solo, Tsotsi ha vivido una vida de extremas privaciones sociales y psicológicas. Se ha endurecido frente a cualquier tipo de sentimiento o compasión, como una fiera salvaje que no repara en los sentimientos del otro. Regido solo por su impulso y sus instintos, su fuerza proviene del miedo que provoca en los otros.

Sin nombre, sin pasado, sin proyecto para el futuro, Tsotsi vive alimentando su ira, a la cabeza de un grupo de inadaptados sociales: Boston, un profesor quebrado, Butcher, un asesino a sangre fría y Aap, tonto y pesado.



Una noche, durante una típica recarga de alcohol en un shebeen (bar ilegal de bebidas alcohólicas), un ebrio Boston presiona a Tsotsi para que revele algo de su pasado, o al menos su verdadero nombre. Pero Tsotsi calla. Las preguntas evocan dolor y recuerdos largamente reprimidos, que Tsotsi preferiría mantener enterrados. Igualmente, Boston continúa preguntando. Los otros miembros de la banda perciben cómo aumenta el odio en Tsotsi y tratan de detener el interrogatorio, pero Boston continúa insistiendo, presionando, aguijoneando. De pronto, Tsotsi estalla, y demuele a Boston propinándole una feroz golpiza. La violencia es breve pero extrema. Tsotsi escapa en la noche. Corre salvajemente, desesperado, escapando del dolor que le provocan las indeseadas imágenes que aparecen en su mente.

Cuando se detiene, ya ha dejado atrás el barrio; se ha internado en el suburbio más popular de la ciudad, y allí se derrumba bajo un árbol. Llueve copiosamente. Una mujer, sentada al volante de su auto, intenta infructuosamente abrir el portón eléctrico del garage con un control remoto que no funciona. Tsotsi saca su arma. Es una oportunidad; robar un auto nunca ha sido tan fácil. Mientras escapa en el BMW plateado de la mujer, oye el llanto de una criatura.

Efectivamente, hay un bebé de tres meses en el asiento de atrás. Tsotsi pierde el control del vehículo y choca contra el cordón de una calle desierta. Sale tambaleando del auto. El bebé sigue llorando. Tsotsi se aleja. Luego, vuelve. El bebé se calma un poco cuando Tsotsi lo mira, y esto lo desestabiliza, duda. Un sentimiento que no le es familiar comienza a surgir en él: no es otro que el instinto de supervivencia.

Instantáneamente, toma al bebé, lo mete dentro de una bolsa y vuelve a su barrio caminando. Tsotsi no le cuenta a nadie que tiene el bebé; lo esconde de su banda. Al principio piensa que puede hacerse cargo él solo, teniéndolo en su casilla, alimentándolo con leche condensada. Rápidamente se da cuenta de que no puede. El bebé llora constantemente y los intentos de alimentarlo fracasan miserablemente.

En la fuente de agua de la comunidad, Tsotsi detecta a una joven con un bebé y la sigue en secreto hasta su casa. La sorprende de espaldas, y la obliga darle el pecho a “su” bebé a punta de pistola.

La joven madre, Miriam, es solo unos pocos años mayor que Tsotsi. Recientemente ha perdido a su marido, víctima de un crimen violento, y vive sola con su bebé, haciendo malabares para mantenerse como costurera. Al principio, Miriam está aterrada con Tsotsi. Pero poco a poco se va transformando en madre del bebé robado, y en mentora del desensibilizado gangster. A medida que la relación progresa, Tsotsi se verá obligado a confrontar su propia naturaleza violenta y por ende a rever su pasado.

Fuente: diversica, diversión inteligente


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